La gran ciudad imperial por excelencia, tercera ciudad de Marruecos, patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
La ciudad de Fez fue la capital de Marruecos durante varios periodos de la historia del país africano, pero perdió definitivamente esa condición con la ocupación francesa. En 1912, la mayor parte de Marruecos pasó a formar parte del Imperio colonial francés, y la capital de la nueva colonia fue Rabat, que mantuvo su estatus tras la independencia en 1956. Ese mismo año, la población judía de la ciudad desapareció casi por completo, en parte por los amotinamientos de la población árabe . Durante la época bajo control francés se construyó la parte moderna de la ciudad, conocida con el nombre francés de Ville Nouvelle, que es el centro comercial de la ciudad.
Es necesaria una amplia visita al zoco de Fez para retrata el arte y el conocimiento árabe, lejana herencia, que sigue perenne en cada calle y rincón de la ciudad. Desde la mezquita hacia fuera, los barrios se dividen en profesiones artesanas, de mayor a menor valoración podemos ver a los tratantes de oro, la plata, la madera… Hasta los curtidores de piel y los alfareros, situados en las afueras de la ciudad.
Entrar y pasear por el zoco de Fez, se convierte en una experiencia muy enriquecedora.
Paraísos cercanos: Fez, entre la nieve y el desierto
La 2. 03/02/2009
Entre el Rif y las elevaciones del medio Atlas se esconden las esencias del Marruecos eterno. Visitaremos Volubilis, donde se conservan huellas de la presencia del Imperio Romano. En sus proximidades, la llegada del islam, quedó reflejada en la ciudad Santa de Muliy Idris, convertida desde entonces en centro de peregrinación. En esta región, Fez y Meknes son las ciudades imperiales más importantes que miran a los bosques de cedros protegidas por kilómetros de murallas, mezquitas, madrazas y riyads, conservan el influjo de la arquitectura andalusí, mientras en las callejas vibra la actividad incesante del mayor centro artesanal. Por fin marchamos hacia el Marruecos oriental, en busca de las arenas del desierto. Del Valle del Ziz, donde la vida se refugia en la Kasbas y sus palmerales, hasta las dunas de Merzouga, más allá el Sahara, impone su misterio.