Belleza natural, hospitalidad de la gente local y cocina regional combinados ofrecen el “sabor” de Rumanía.
Si tuviéramos que elegir una característica principal de la cocina rumana, sería su gran variedad; podemos decir que es una mezcla de diferentes platos de las varias tradiciones y culturas con las que el país ha estado en contacto en tiempos pasados.
El principal ingrediente es probablemente la carne de cerdo, seguido de la carne de pollo y las patatas. La variedad de platos que tienen como ingrediente básico la carne es enorme: sopas, guisos y asados.
La «Tocăniţă«(se pronuncia tokanitza) o «tochitură«(tokitura), un guiso de carne sazonada con cebolla y/o especias, es uno de los favoritos.
Otro plato tradicional basado en carne son los “mici” (mitch), una mezcla de carne de cerdo y de cordero (aunque también hay otras combinaciones posibles), con ajo, especias y bicarbonato de sodio.
Pero si tenemos que elegir El Plato que simboliza la cocina rumana, éste serían las “sarmale”: unos rollitos de carne mezclada con arroz y embalados en hojas de repollo.
Otro favorito es la “mămăligă” (mamaliga), un tipo de polenta italiana, con harina de maíz y sémola, que se puede servir por su cuenta, con gran variedad de quesos y nata, o acompañando las “sarmale”.
El almuerzo tradicional rumano empieza con una sopa, a menudo la “ciorbă”(chorba), que tiene un sabor ácido. La favorita local es la “ciorbă de burtă” (chorba de burta); una sopa de callos con ajo.
Y no puede terminar antes de que se sirva el postre
La variedad de postres existentes en el país es inmensa: los «papanași» (papanach) son unos buñuelos de queso dulce, coronados con nata y frutas en conserva; la «clătite cu brânză» (kletite cu brenza) se parece a unos crepes rellenos de queso dulce, pasas y especias; y los «cozonac» (kozonak), muy habituales en las fiestas, recuerdan un pan dulce relleno de nueces, semillas de amapola o crema queso.
La diversidad de paisajes e historia de las distintas regiones rumanas, también se traslada a su cocina. Según la región, se pueden encontrar nuevas versiones e interpretaciones de recetas antiguas influenciadas por las culturas vecinas.
Bucovina conocida como «la patria de la nata» combina varias tradiciones culinarias: polaca, rusa, turca, alemana y austríaca.
Transilvania y Maramureș han sido influenciadas por el Imperio Austrohúngaro, por lo que sus platos suelen ser grasos, sabrosos y picantes y basados en carne (especialmente de cerdo) y verduras.
Valaquia, la región más conocida por sus sopas, debe su cocina a influencias francesa, italiana, rusa y turca.
Y por supuesto, en Rumanía ninguna comida puede ser completa sin un buen trago
Para probar el “sabor real” del país, hay que tomar el “țuică” (tzuica), el destilado tradicional generalmente hecho con ciruelas. Una variante aún más fuerte se llama “pălincă”, y tiene normalmente unos 60 grados. Ambos se elaboran en casa, como también el “vișinată” (vichinata), hecho con cerezas y el “afinată” (afinata), hecho con arándanos. Los chupitos se suelen beber antes de comer, como aperitivo, para aumentar el apetito y, por supuesto, el buen humor ;)
Si quieres comprar una botella de “țuică” como recuerdo de Rumanía basta con tocar la puerta de cualquier casa rural, probablemente van a tener “țuică” hecho en casa para vender. Según algunos estudios, la producción de esta bebida puede alcanzar los 5 litros por familia/ año.
Si el “țuică” es el aperitivo, una comida generosa debe ser seguida con un vaso de buen vino. Rumanía está orgullosa de ser uno de los mayores productores de vino del mundo. El clima y suelo permite la roducción de muchos tipos diferentes de vinos, desde los blancos espumosos secos, a los rojos violáceos y aromáticos.