He vivido en varias capitales españolas pero desde hace tiempo vivo en Salamanca , de donde soy, y mi lugar preferido son las Hurdes. He hecho carrera en Bellas Artes y he dado clases de dibujo. Empecé a escribir el blog después de que llegaran los recortes en educación. Junto con mi marido, y mis dos hijos, decidimos comprar una autocaravana en 2005 y gracias a ello, viajamos más. Antes,e influidos por mis hermanos, teníamos una caravana. No hemos viajado muy lejos con ella, pero no descartamos ningún destino al que se pueda acceder.
Con autocaravana y sin ella, lo que importa es viajar
Siempre he tenido afición a salir y a estar en contacto con la gente. Me gusta la naturaleza, caminar por senderos naturales, bañarme en ríos o playas, esquiar en la nieve o adentrarme en un bosque, pero sin duda, de todas mis aficiones la que se lleva la palma es mi espíritu viajero. Descubrir sitios nuevos, pisar playas naturales, conocer pueblos y ciudades, mezclarme con sus gentes, conocer su gastronomía, su forma de vida, sus costumbres, visitar sus edificios y disfrutar recorriéndolos, me resulta apasionante.
Para poder materializar estas inquietudes, la mejor receta es viajar. Hay muchas formas de hacerlo, y es indudable que cada uno tiene sus preferencias a la hora de elegir el medio con que lo hace. Para mí hay uno que es el ideal: la autocaravana. Todo el mundo conoce cómo se viaja en tren, en avión o en coche; pero poca gente sabe en este país cómo es un viaje en autocaravana.
Con los medios conocidos el destino es el fin principal de la iniciativa, pero con la autocaravana los objetivos se multiplican. La planificación de la ruta hasta el destino se convierte en un elemento ilusionante, todo lo que vamos a ver y hacer durante el camino que nos llevará al punto marcado constituye en sí otro viaje. Las distintas etapas del mismo son una fuente inagotable de experiencias, un recreo para la vista y el conocimiento de lugares que, no estando en el guión, se convierten en protagonistas inesperados.
Cuando estamos en el lugar de destino y nos dedicamos a patearlo y conocerlo, no hay nada más agradable que llegar a la autocaravana y reencontrarte con tu casa. Esa es la sensación que se experimenta, vuelves a tu hogar, a tus cosas, a lo familiar y lo casero. Reconozco que esto es difícilmente inteligible para alguien que no lo haya experimentado, pero estoy segura de que es algo que comparten la inmensa mayoría de los autocaravanistas.
Por otra parte, la autocaravana proporciona una independencia y autonomía viajeras difícilmente posibles con otro medio. Te paras donde quieres, te quedas donde te gusta y duermes donde te apetezca. Todo esto es mucho más fácil en unos países que en otros. En España, dependiendo de la comunidad autónoma en la que te encuentres o la localidad concreta, existen normativas a la carta para el estacionamiento y la pernocta de las autocaravanas. Sin embargo, cuando cruzas los Pirineos hacia Europa, las cosas cambian. La facilidad para encontrar áreas específicas en poblaciones, playas y lugares turísticos se debe a la amplia red que cubre los territorios.
Es cierto que en España nunca hemos tenido buena opinión de esta forma de viajar.
En primer lugar, por los propios responsables turísticos, que manifiestan una idea absolutamente errónea sobre el impacto económico y social que produce el colectivo. No beneficiará a hoteles y campings pero sí a tiendas, gasolineras, espectáculos, bares, museos y edificios nobles además de difundir y recomendar aquellos lugares que nos tratan con normalidad, en vez de vernos como intrusos. Esa es la imagen interesada que algunos dan de nosotros, consiguiendo un perjuicio general, con la intención de beneficiar intereses particulares.
En segundo lugar, por la idea generalizada de la población que la ve como una forma de viajar algo extraña. Quizá sea porque la mayoría asocia viajar con vacaciones y vacaciones con que te lo den todo hecho y con toda clase de comodidades.
Yo seguiré viajando con autocaravana mientras el destino y la economía me lo permitan. Para el resto utilizaré los demás medios al alcance porque el objetivo es el mismo: enriquecerse viajando.